Tercera parada en Olé y el perreo cordillerano ya tiene su propia identidad. Pasamos del Aniversario al dieciocho, y ahora octubre nos encuentra donde mismo: al pie de la montaña, con estacionamiento propio y esa energía que solo surge cuando no tienes que explicarle a nadie por qué viniste. El centro puede quedarse con sus filas y sus excusas. Acá la primavera se suda diferente.

Multinivel para que encuentres tu altura ideal. Barras ubicadas donde el flow no se corta. VIP para cuando quieres ver sin que te vean. Y esa acústica que convierte el dembow en religión. No es magia, es infraestructura que entiende el assignment. Mientras otros locales siguen apretando gente, acá respiras, te mueves, conquistas. La cordillera no necesitaba permiso para crear su propio circuito.

Preventas escalonadas porque sabemos cómo funciona esto: 2x1 para los visionarios, primera y segunda para los que ya entienden el juego, boletería para los que les gusta el riesgo. Cédula obligatoria, no hay excepciones. La primavera en Santiago pide reggaetón y la zona sur ya no pregunta dónde, sino cuándo.